Para minimizar los riesgos de que se produzcan vulnerabilidades, se deben abordar todos los aspectos relacionados con la seguridad en los primeros ciclos del desarrollo. El coste de encontrar vulnerabilidades en las primeras fases es muy inferior al de detectarlas en una aplicación en producción. Según los estudios del NIST, el coste de un problema de seguridad puede llegar a multiplicarse por 25 desde la fase de diseño. En algunos casos el impacto puede llegar a resultar en pérdidas económicas y reputacionales. Uno de los procesos de desarrollo más conocidos es el Secure Development Lifecycle (SDL) de Microsoft, que estandariza un conjunto de buenas prácticas a aplicar durante el desarrollo de un producto. También existe una versión ágil de la metodología SDL que define los elementos que se deberían ejecutar en cada sprint o iteración.
En una primera fase se debe impartir formación en seguridad a todos los miembros del equipo.
Se definirá un documento de buenas prácticas de implementación relacionado con aspectos de seguridad.
Se debe poner atención a: